La época de
Es la creencia popular de que fue en 1962, durante la crisis de los misiles en Cuba, que el mundo estuvo más cerca de que la pesadilla de un intercambio nuclear se hiciera realidad. Pero fue en una fría noche del 26 de Septiembre de 1983, que la decisión de iniciar
Destacado en el búnker Serpukhov-15, cerca de Moscú, era su responsabilidad monitorear los sistemas de satélite que prevendrían en caso de un ataque nuclear por parte de los Estados Unidos en contra de Rusia. En caso de que esto ocurriera, la estrategia de
Hacia las 00:40 hrs., el sistema emitió una alarma, anunciando que un misil nuclear intercontinental de Estados Unidos se dirigía a
Pero poco después la alarma volvía a sonar, advirtiendo de un segundo misil en ruta, seguido de un tercero, cuarto y quinto. La tensión en el búnker era patente: los radares de tierra soviéticos no podían detectar nada más allá del horizonte, y para cuando hubiera confirmación de los misiles sería demasiado tarde para lanzar un contraataque.
Si Petrov ignoraba las alarmas y el ataque en verdad estaba sucediendo, millones de sus compatriotas morirían aniquilados por explosiones nucleares, sin que pudieran contraatacar. Pero si las alarmas eran falsas, como sospechaba, y lo reportaba como auténtico a sus superiores, estos podrían entrar en pánico y ordenar un verdadero ataque nuclear contra los Estados Unidos y sus aliados en Europa, condenando a millones de personas inocentes a morir de igual forma.
En los meses anteriores, las relaciones entre los EUA y
Las pantallas de las computadoras brillaban con advertencias. Sus subordinados estaban en estado de shock, incapaces de pensar ante la crisis que enfrentaban. Los altos mandos habían sido alertados de manera automática, esperando la confirmación del ataque por parte del Teniente Coronel. Tomando una difícil decisión, Petrov se dijo que no era posible que los Estados Unidos hubiera iniciado un ataque. Su entrenamiento le decía que, de ser así, no lanzarían solo cinco misiles contra toda
Petrov reportó el incidente como una falsa alarma, y empezó la espera más larga en su vida, temiendo la confirmación de los radares de tierra del ataque y los reportes de radio de las ciudades devastadas por bombas nucleares.
El tiempo pasó, y sus temores no se realizaron. No había ninguna alarma en todo el territorio soviético, los radares no detectaban nada en los despejados cielos de Rusia.
Stanislav Petrov había salvado al mundo de una guerra nuclear.
Como él relata: “Cuando todo acabo, me tomé medio litro de vodka como si fuera un solo vaso, y después dormí por 28 horas.”
Pero al oficial no le dieron medallas ni honores por su actuación. De hecho, el incidente había puesto de manifiesto varias fallas en el sistema, que hacían ver mal a sus superiores. Fue interrogado sin piedad, debido a que había fallado en seguir el procedimiento ante tales circunstancias, lo que habría sido desastroso si el ataque hubiera sido real. Por esto, ya no le consideraban confiable para su puesto, y fue transferido a un comando de menor responsabilidad, donde permaneció hasta que se retiró varios años después, para vivir casi en la pobreza.
El incidente no se hizo público hasta 1998, cuando el General Yury Votintsev lo relató en sus memorias. Aún así, Petrov no fue reconocido por su decisión sino hasta el 2004, cuando
Un último detalle: Petrov no estaba contemplado para estar de guardia esa noche. La casualidad quiso que fuera él, y no otra persona, quien tomara la decisión más importante en la historia del mundo. Otro oficial hubiera podido reaccionar diferente, con lo cual cientos de millones de personas no estarían vivas en este momento. Pero gracias a su valentía y calma ante las circunstancias, el mundo no debió enfrentar el horror del holocausto nuclear.
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