viernes, 12 de julio de 2013

El Tostador: ¡Pero si venden el pan ya tostado!

La gente del siglo XXI tiene a su disposición una gran cantidad de recursos y conocimientos, con los cuales pueden hacer cualquier cosa que imaginen, o al menos eso creen.

Thomas Thwaites, residente del Reino Unido, también pensaba esto, hasta que se embarcó en un proyecto en apariencia simple: hacer una tostadora.

No armar una tostadora, empleando componentes existentes; ni diseñarla, haciendo solo las especificaciones, y delegando el ensamblaje a algún taller o fábrica.

 Si deseas hacer un sandwich, primero debes crear el Universo.
 
El estudiante de posgrado en diseño tuvo que extraer los materiales de la naturaleza, refinarlos, darles forma, y juntarlos para hacer su tostadora, que acabó con un aspecto más de escultura moderna que de electrodoméstico.

“Me llevó 9 meses, involucró viajar 1900 millas (3057.75 kilómetros) a algunos de los lugares más remotos del Reino Unido, y me costó £1187.54 ($1837.36 dólares)”, recordó el autor.

El proceso inició con el desarmado de un tostador común, el más barato que pudo encontrar, pensando que tendría menos piezas que duplicar.

Para su sorpresa, cada parte estaba integrada por piezas más pequeñas, llegando a contar hasta 404 de ellas; además de que varias de estas eran de materiales difíciles de reconocer solo por el tacto y la vista.

Por necesidad de mantener el proyecto lo más simple posible, Thwaites dividió las partes de acuerdo a los materiales que necesitaría: Acero, Cobre, Níquel, Mica y Plástico.

“Estaba pensando que en algún punto, alguien debió hacer el primer transistor o resistor o condensador o algo”, mencionó a Jan Cilliers, profesor de la Real Escuela de Minería, “así que debe ser posible hacer esas cosas uno mismo”.

Pronto quedaría desengañado acerca de sus propias capacidades para fabricar un tostador como los de las tiendas.

Al diablo, mejor viviré en un agujero en el suelo.

Primero tuvo que conseguir los minerales de la naturaleza, teniendo que viajar a antiguas minas y depósitos, reuniendo los pocos restos de metal que han quedado desde que el ser humano comenzó su extracción.

Luego tuvo que refinarlos el mismo, con la ayuda de un tratado del siglo XVI, y experimentos con un microondas, ya que los textos actuales solo tienen en cuenta los procesos industriales a gran escala.

“En el camino a casa tras mi éxito inicial de esa noche, estoy abrumado por la cantidad de metal de alta pureza que hay tan casualmente en el entorno urbano [...].

“Hay toneladas de metal a mi alrededor, y yo estaba jubiloso por haber fundido una pieza pequeña a una pureza que sería rechazada por cualquier fabricante”, relató el autor.

“¡Tony Stark hizo esto en una cueva, con una caja de cables!”

Con la mica tuvo algo de suerte, al encontrar una vena viable a ras de tierra; cosa diferente fue fabricar el plástico, ya que la refinación del petróleo no es algo que pudiera hacer en el patio de su casa.

Por suerte para Thwaites, estamos en medio de la época geológica que se llamaría Antropoceno, en la que los restos del plástico que tiramos en basureros será parte de los estratos de roca dentro de miles de años.

Esto también hace que descubra lo difícil que es reciclar los diferentes aparatos electrónicos que usamos desde hace décadas, ya que los fabricantes no toman en cuenta la labor de separar sus piezas.

Y al final la película tenía razón, mira tú.

La contaminación de fuentes de agua, los derrames de petróleo, la mayor escasez de materias primas, los basureros al aire libre: todo esto lo ha hecho la humanidad, solo para tostar su pan más rápido.

“Mi intento por hacer un tostador me ha enseñado cuanto dependemos de todos los demás en el mundo”, concluyó el autor, pero añadió “Aunque hay romance en la idea de la auto-suficiencia, y vivir de la tierra, también es absurdo”.

Es un libro que les recomiendo leer, para todos los que quieren saber del impacto que el hombre tiene en el medio ambiente, y de como la ciencia ha moldeado nuestro presente.

Para saber más:

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