En el Valle de Santa Clara, en el estado de California, se yergue una de las construcciones más peculiares del mundo, tanto por su arquitectura como por su historia.
En 1881, en New Haven, Connecticut, Sarah Winchester visitó a una médium, con la intención de contactar con los espíritus de su hija y de su esposo, quienes habían fallecido en 1866 y ese mismo año, de manera respectiva.
Su esposo era el heredero de la Compañía de Armas Winchester, fabricantes de “El rifle que ganó el Oeste” y que es famoso por su aparición en distintas películas de vaqueros. Era por esa razón, reveló la médium, que una maldición había caído sobre la familia Winchester, reclamando las vidas de su esposo y su hija: las víctimas de las armas fabricadas por ellos clamaban venganza, y si no seguía sus instrucciones, Sarah también moriría en poco tiempo.
La médium le indicó que debía dirigirse al Oeste, y sería llevada por el espíritu de su esposo a un lugar donde debía construir un nuevo hogar, para ella y para los espíritus que la acechaban. Mientras siguiera construyendo la casa, ella viviría.
Poseedora de una vasta fortuna y acciones de la compañía heredadas de su esposo, Sarah Winchester comenzó la construcción de su mansión en 1884. Haciendo caso de la advertencia de la médium, el lugar se encontraba en construcción las veinticuatro horas del día. Sarah dirigía a los carpinteros y trabajadores para que construyeran una multitud de cuartos, chimeneas, escaleras y pisos, conforme se le iban ocurriendo y sin seguir ningún plan en específico.
Como resultado, la casa llegó a tener hasta ciento sesenta cuartos, de los cuales cuarenta son alcobas y dos son salones de baile; cuarenta y siete chimeneas, varias de ellas incompletas; escaleras que llevan a ningún lado; puertas que daban al muro exterior y una gran caída; y multitud de detalles asociados con el número trece, como el número de vidrios en una ventana o un candelabro con trece brazos. Solo había dos espejos en todo el lugar, ya que Sarah creía que los fantasmas temían a su propio reflejo. La construcción llegó a ser tan masiva, que se necesitaban 76,000 litros de pintura para cubrirla, y debían empezar a pintarla de nuevo apenas hubieran acabado el trabajo.
La casa ha sobrevivido a dos terremotos, en 1906 y 1989. Como resultado del primer desastre, la casa que antes se erguía hasta siete pisos de alto perdió los tres niveles superiores, junto con varias cúpulas y torres. En los meses siguientes, los trabajadores se ocuparon en reparar la construcción y en seguir expandiéndola.
Sarah Winchester murió el 5 de Septiembre de 1922, a la edad de ochenta y tres años. Su muerte permitió que la casa fuera adquirida por un grupo de inversionistas que la convertirían en una atracción turística. Se han creado varias leyendas acerca de la mansión y su otrora propietaria, de quién se decía usaba cubiertos y platos de oro en cenas para los espirítus de la mansión, pero lo único que se encontró en sus varias cajas fuertes fueron recuerdos de su esposo e hija y cosas sin valor.
Se cree que el fantasma de Sarah ahora acompaña a los muchos espíritus que residen en su antiguo hogar. Si en verdad hay espíritus que residen en ese lugar, o solo fue el resultado de las excentricidades de su propietaria, es un secreto que Sarah Winchester se llevó al morir.
En 1881, en New Haven, Connecticut, Sarah Winchester visitó a una médium, con la intención de contactar con los espíritus de su hija y de su esposo, quienes habían fallecido en 1866 y ese mismo año, de manera respectiva.
Su esposo era el heredero de la Compañía de Armas Winchester, fabricantes de “El rifle que ganó el Oeste” y que es famoso por su aparición en distintas películas de vaqueros. Era por esa razón, reveló la médium, que una maldición había caído sobre la familia Winchester, reclamando las vidas de su esposo y su hija: las víctimas de las armas fabricadas por ellos clamaban venganza, y si no seguía sus instrucciones, Sarah también moriría en poco tiempo.
La médium le indicó que debía dirigirse al Oeste, y sería llevada por el espíritu de su esposo a un lugar donde debía construir un nuevo hogar, para ella y para los espíritus que la acechaban. Mientras siguiera construyendo la casa, ella viviría.
Poseedora de una vasta fortuna y acciones de la compañía heredadas de su esposo, Sarah Winchester comenzó la construcción de su mansión en 1884. Haciendo caso de la advertencia de la médium, el lugar se encontraba en construcción las veinticuatro horas del día. Sarah dirigía a los carpinteros y trabajadores para que construyeran una multitud de cuartos, chimeneas, escaleras y pisos, conforme se le iban ocurriendo y sin seguir ningún plan en específico.
Como resultado, la casa llegó a tener hasta ciento sesenta cuartos, de los cuales cuarenta son alcobas y dos son salones de baile; cuarenta y siete chimeneas, varias de ellas incompletas; escaleras que llevan a ningún lado; puertas que daban al muro exterior y una gran caída; y multitud de detalles asociados con el número trece, como el número de vidrios en una ventana o un candelabro con trece brazos. Solo había dos espejos en todo el lugar, ya que Sarah creía que los fantasmas temían a su propio reflejo. La construcción llegó a ser tan masiva, que se necesitaban 76,000 litros de pintura para cubrirla, y debían empezar a pintarla de nuevo apenas hubieran acabado el trabajo.
La casa ha sobrevivido a dos terremotos, en 1906 y 1989. Como resultado del primer desastre, la casa que antes se erguía hasta siete pisos de alto perdió los tres niveles superiores, junto con varias cúpulas y torres. En los meses siguientes, los trabajadores se ocuparon en reparar la construcción y en seguir expandiéndola.
Sarah Winchester murió el 5 de Septiembre de 1922, a la edad de ochenta y tres años. Su muerte permitió que la casa fuera adquirida por un grupo de inversionistas que la convertirían en una atracción turística. Se han creado varias leyendas acerca de la mansión y su otrora propietaria, de quién se decía usaba cubiertos y platos de oro en cenas para los espirítus de la mansión, pero lo único que se encontró en sus varias cajas fuertes fueron recuerdos de su esposo e hija y cosas sin valor.
Se cree que el fantasma de Sarah ahora acompaña a los muchos espíritus que residen en su antiguo hogar. Si en verdad hay espíritus que residen en ese lugar, o solo fue el resultado de las excentricidades de su propietaria, es un secreto que Sarah Winchester se llevó al morir.
Para saber más:
Winchester Mistery House (página oficial)
Página de USA Mágica
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