VI
Sergio no sabía que hacer. Del exterior provenían varias voces que sonaban amenazantes. Lo que sí pudo entender era que iban revisar el interior del camión.
Tal vez no los notarían si se quedaban quietos, pensó él. Las cajas seguían estando ordenadas de tal forma, que parecía que el camión estaba lleno hasta el fondo.
Sus ojos se encontraron con los del padre de Aldo. El hombre debía sentirse en un conflicto terrible. Sergio adivinó sus pensamientos, y de inmediato negó con la cabeza, tratando de hacerle entender que no sería buena idea que buscara ayuda para su hijo en ese momento.
La caja del camión rechinó un poco. Alguien había subido para inspeccionar el interior más de cerca, ya que una de las luces de las linternas se podía ver con mayor claridad en el techo.
Sergio trató de pensar en algún plan, pero no se le ocurría ninguno. Estaban atrapados en el interior de la caja de carga, y había pasado tanto tiempo en aquel frío atroz, que no podía sentir bien las extremidades.
-If anyone is in there, you better come out with your hands in the air! -Mark ordered, his voice reaching all the way to the back. - You have five seconds to comply!
-¿Qué ocurre? -preguntó la mujer más joven.
-Nos agarró la migra -respondió uno de los hombres mayores. -Quieren que nos bajemos.
-One! -Mark counted, his stun gun at the ready. Dave and Pete were pointing their rifles towards the inside of the truck. -Two!
-A la chingada, yo me bajo -manifestó el padre de Aldo, levantándose él primero, y ayuddando a su hijo a que hiciera lo mismo. -Vente, vámonos.
El padre y su hijo comenzaron a avanzar por el estrecho camino entre las cajas de vegetales congelados. Pronto se escuchó un gran alboroto del exterior.
—I knew it! -Sam said, very happy with their catch. -We catched us some illegals, boys!
-Hell yeah! Just wait until we tell Mike about this. She's gonna be so envious -Dave mentioned.
Sergio y los demás comenzaron a ponerse de pie para salir, agarrando sus equipajes lo mejor que podían con la prisa. Puso sus manos en la mochila negra, pero de inmediato sintió que también la agarraba uno de los hombres de mala cara.
-Esta es mía -dijo el hombre, con un tono amenazante en la voz. El otro hombre ya estaba de pie con su propia mochila, esperando a que los otros salieran.
Sergio soltó la mochila equivocada, y buscó la suya. Estaba debajo de una de las cajas de cartón que habían llevado Aldo y su padre. Se la echó a los hombros, y ajustó bien las correas.
Si tenía una oportunidad, trataría de correr, y perderse en medio de la noche. Solo esperaba que las piernas se le desentumecieran lo bastante rápido como para que no lo alcanzaran.
-C'mon, get out here now! -Mark yelled, while the others surrounded the back of the truck.
George and Dave wee guarding the old man and his son. They were sitting in the ground, just between them. The kid seemed like he had been freezing to death inside the truck. His lips were almost purple, and he couldn't stop shaking all over.
Next came a group of three women. The youngest looked like she was in her twenties, the oldest one was well into her forties. They were carrying some backpacks in their arms.
-Go over there - Mark pointed towards where the father and son were sitting down.
Las mujeres no sabían que había dicho el policía, pero era evidente que quería que se sentaran al lado de los otros, así que lo hicieron, caminando de manera algo tiesa por el frío que sentían.
Los siguientes fueron los dos hombres mayores, que salieron con las manos en alto, seguidos por Sergio, que los imitó cuando las luces de las linternas le cegaron. Puso una mano en frente del rostro por reflejo.
Los dos hombres bajaron con cuidado del camión, sentándose primero en el borde antes de saltar hacia el piso. Sergio hizo lo mismo, con más lentitud de la que esperaba, ya que todavía sentía las piernas y brazos demasiado heladas.
-Anyone else in there? -Mark yelled again. He decided to climb into the cargo hold to make sure it was empty.
Dave kept a sharp eye over the illegals. The young guy had seated right next to one of the old dudes. Unlike all the others, he seemed like the only one who was traveling alone.
Paul and Nick came closer to see what was happening. He counted at least 8 people, sitting in the floor, their backs towards the road. They were a pretty varied group of men and women of all kinds of ages.
George and Dave were keeping guard, with George just behind them, and Dave was a bit farther down the line they were sitting in.
There was a young kid that was shivering, his face pretty pale from what he could see. An older man was patting him in the arms, trying to make sure his blood kept circulating.
He couldn't see where Mark was. Probably looking inside the truck.
Then all hell broke loose.
Un disparo rompió el silencio a su alrededor.
Sergio temió que ese grupo de locos armados estuviera empezando a matarlos, pero al levantar la vista se dió cuenta que estaban igual de sorprendidos que él.
Todos ellos estaban viendo hacia el interior del camión. El tipo que parecía policía había subido, pero ahora estaba dando un par de pasos atrás, tambaleándose.
Tres disparos más se oyeron, en rápida sucesión.
Mark stumbled and fell backwards into the hard asphalt.
Everyone else lifted their guns towards the back of the truck. Dave and Pete also pointed their lanterns towards the interior, trying to find who had shot Mark.
A small, sphere like object fell on the ground, rolling towards the middle of the group, making a metallic sound as it scraped the road.
-What the hell is...? -Sam tried to finish, but he couldn't.
The grenade exploded right next to Pete's left foot. The force threw everyone backwards, and kicked up all kinds of dirt and fragments of the road into the air.
Sergio no podía oír nada. Un zumbido persistente estaba atorado en sus oídos. Estaba tirado de cara al suelo, y cuando trato de ponerse de pie, no pudo. Sentía las entrañas revueltas, al igual que su cerebro.
Giró la cabeza para ver que le había pasado a los demás.
The truck had deflected most of the force of the explosion, but it still made Paul and Nick fall over ass-backwards into the ground.
Paul was familiar with that sensation, it had been like what he had felt in Iraq when he lost his leg, but this time a bit weaker. He had to use the rifle to support himself to get back on his feet. The fake leg felt a bit loose, but he didn't have the time to care about it.
He walked slowly towards Nick, who was still dazed. He had only managed to sit back up. Paul extended his left hand towards him, and helped him get back up.
Then he heard more shots.
Los dos hombres que se habían quedado en el interior del camión estaban ya afuera, disparando a todo lo que se moviera a su alrededor. Uno de ellos le dio el tiro de gracia a Pete, que estaba en estado de shock por la pérdida de sus piernas y de sangre.
El otro disparó hacia Dave, dándole justo en el cuello, cuando él apenas iba a levantarse con su rifle. El segundo disparo entró por su ojo derecho, y Dave cayó al suelo, ya sin vida.
-You motherfuckers! -Dan cursed, then pointed his rifle towards the one who had shot Pete. He had managed to go into a crouch position, and pulled the trigger.
The first shot went wild, since he was still wobbly from the explosion. The second was better, hitting the man in the left shoulder. The killer cried in pain, and let go of the sports bag he was carrying in that side.
George had managed to get up too, but couldn't do it as fast as Dan. The second mexican guy was pointing his gun towards Dan, and there was nothing he could do.
-Freeze! -Rich yelled, trying his best to run towards the scene, despite his considerable size.
The explosion had threw him against Dave's truck, and made him hit his head against the glass of the window at the driver's side. He had a nasty cut right above his forehead, and felt like his chest was on fire.
The injured guy started shooting at Rich with his gun. Rich just pointed his shotgun in his general direction, hoping to at least nick him.
Sergio oyó un disparo aún más fuerte. El tipo herido lo había visto venir, y se había tirado al suelo, a pecho tierra. El disparo dio contra una de las puertas abiertas de la caja de carga de la camioneta, y la dejó entre abierta.
El segundo tirador no se inmutó. De manera casual, como si estuviera caminando en el parque, avanzo alejándose del camión, disparando con cada paso.
Dan cayó de espaldas, dejando caer su arma.
-You bastard! -Nick yelled. He started firing towards the shooter, but he was beyond the field of light that the truck and the dropped lanterns gave around them.
He, on the other hand, was very visible. Three shots lighted the darkness, and Paul saw how Nick fell to the ground, like a puppet with his strings cut.
-Nick! -he yelled, but before he could do anything more, another bullet whizzed past his head. He pressed his body to the side of the truck, behind the opened door, hoping that it would give him some cover.
Sergio trató de ver que le había pasado a los otros en esa confusión. El joven llamado aldo yacía debajo de su padre, que lo había cubierto con su cuerpo, y no se movían para nada. Los dos hombres mayores yacían en el suelo, y al menos uno se quejaba lo bastante alto para que Sergio lo oyera encima de la balacera.
La mujer de edad media estaba también tirada en el suelo, y sus amigas se habían arrastrado hacia donde ella estaba. Una de las linternas que habían quedado tiradas les daba de lleno con su luz, y Sergio podía ver que sus amigas la habían jalado para tratar de alejarla un poco de aquel caos.
Eso era evidente por toda la sangre que había dejado tras de sí, como si su cuerpo fuera un enorme pincel.
El zumbido casi había desaparecido. La sensación de sus piernas ya casi había vuelto del todo. Si iba a sobrevivir, Sergio pronto tendría que jugársela y tratar de escapar hacia la noche.
George saw the injured guy shoot towards Rich. Rich fell down, with no sound except of that of his large body falling to the ground. Then his shooter got up, slowly.
The other guy was reloading his gun. He had turned his attention towards George, who then tried to get up and run.
He didn't get far. Two shots got him in the back, and suddenly he was on the ground face first, his mouth filling with his own blood.
El tipo al que habían herido se puso de nuevo de pie. Sergio pudo ver en su cara que estaba furioso. Y lo que era peor, lo había notado a él. Dio un par de pasos hacia dónde Sergio estaba sentado.
Así que así acaba todo, pensó Sergio. Cerró los ojos, y pensó en que lo único de que se arrepentía era de haber dejado sola a su hermana, Julia.
Sergio oyó el disparo, pero no lo sintió.
-Surprise, asshole -Sam said, his gun pointing towards the killer. The back his head was gone in an explosion of bone and brain matter.
Sam had taken his time, first making sure he was well enough to walk and use his gun. Then he had advanced in a very quiet manner, pressing himself against the side of the truck. He then had waited until the bastard was distracted.
But he didn't stop there. He started shooting against the other guy, who then took a dive and rolled to the side, getting out of Sam's field of vision.
Sam hoped that the guy would try to run away, but a couple of shots hit the edge of the truck. He took cover again, cursing to the night.
Sergio se había tirado de nuevo al suelo, preguntándose cuanto más iba a durar esa balacera. Entonces vio que uno de los hombres del grupo armado estaba oculto detrás de la puerta abierta del camión.
El tipo hosco estaba avanzando hacia dónde estaba oculto el que le había volado la cabeza a su compañero, disparando cada vez que el tipo gordo trataba de asomarse.
De repente, pareció disparar hacia una de las llantas del camión. El hombre gordo gritó, y caypo de rodillas.
-Ya te tengo, hijo de tu puta madre -exclamó el hombre, caminando con cuidado hacia su blanco.
The shooter got pretty close to Sam, who had let go of his gun. Then he shot him in the chest and the head.
-Freeze! -Paul ordered, pointing his gun towards the last shooter.
The mexican turned around slowly, his arms half-lifted. Despite all the carnage around them, he still seemed calm, like he had just happened to find all that during his morning walk.
-You gonna shoot me, gringo? -asked the man, in a mocking tone of voice. -Then do it already.
-The police will be here any minute now. So drop your gun! -Paul ordered him, all his attention towards the man.
-Really? Then why did you and your friends stop us? You're not police -the man asked, while taking a couple of steps forward.
-Stop right there! -Paul yelled. He wanted to check if any of his friends was still alive, but he didn't dare to even take a side glance.
Sergio levanto la vista apenas lo suficiente para apreciar la situación. El último de los gringos que los habían detenido estaba apuntando un rifle con mira hacia el hombre hosco, quién tenía los brazos a medio levantar.
Al parecer, el gringo había dicho que la policía pronto llegaría al lugar. Sergio quería levantarse y correr de una vez, pero la tensión en el aire era tal, que lo clavaba a su lugar, no dejándole otra opción que presenciar el final de aquella matanza.
Ni siquiera sabía si quería que alguno de los dos ganara. El tipo hosco no parecía que lo fuera a dejar ir así nada más, y un cuerpo más entre todos los demás sería algo muy fácil de hacer.
El gringo parecía algo más razonable, pero después de todo habían sido él y sus amigos los que los habían detenido y bajado del camión, armados hasta los dientes.
No, de ninguna manera lo dejaría ir así nada más, lamentó Sergio en sus pensamientos.
Suddenly, the truck's engine came alive.
Bill had retreated to the cabin of his truck after the blast of the grenade had knocked everyone to the ground. the guy that had been at his side had run into the shoot-out, and Bill took the chance to crawl back to the truck, stopping every time he heard the shots, hoping that no missing bullet would hit him.
Bill had enough of all this. He waited until he couldn't hear any more shots being fired, and tried to make a run for it. Bill had no other plan beyond getting as far away as he could from that mess, right now.
El sonido del motor distrajo a Paul por un momento, pero un momento era todo lo que su enemigo necesitaba.
Paul disparó justo hacia el pecho del mexicano. El tipo alcanzó a disparar dos tiros con el brazo derecho extendido, antes de que el impacto de la bala lo lanzara hacia atrás.
Sergio vió como el tipo del rifle giraba el cuerpo, y luego caía al suelo, quedando boca abajo.
El camión se alejó por el camino, a toda velocidad, sus luces perdiéndose en la distancia, hasta que Sergio lo perdió de vista.
Las luces de las linternas iluminaban pedazos de aquella matanza. Una pierna aquí, un cuerpo tirado allá. El olor de la pólvora llenaba el aire, que había empezado a soplar, refrescando un poco aquella noche de finales del verano.
Sergio oyó el sonido de los truenos a la distancia. Se puso de pie, y miró a su alrededor. Nadie más hacia el más mínimo movimiento o producía un quejido siquiera.
El joven tomó una de las linternas que había tiradas, y pasó su luz sobre los cuerpos tirados. Se arrodilló al lado de los cuerpos del chico y su padre, esperando que al menos él si hubiera podido sobrevivir.
Le costó un poco el mover el cadáver del padre, volteándolo sobre su espalda.
El chico llamado Aldo estaba muerto. Su padre le había protegido de la mayor parte de los fragmentos de la granada, pero varios lo habían alcanzado en el estómago, causándole heridas profundas. La pérdida de sangre y su baja temperatura corporal habían hecho el resto.
Sergio pasó una mano por encima de sus ojos, cerrándolos. El rostro de Aldo estaba tan frío como el hielo, pero tenía una expresión como si solo estuviera durmiendo.
¿Quiénes diablos eran los tipos que ocasionaron todo eso?, pensó él, mientras se ponía de nuevo de pie. Debía haber un motivo por el que hubieran traído armas consigo, y hubieran querido arriesgarse a hacer su escape a tiros. Y creía tener una buena idea de que era.
Sergio caminó hacia dónde estaba la bolsa deportiva que uno de ellos había dejado caer, cuando lo hirieron en el hombro. Parecía estar bien, con solo un poco de suciedad encima. Buscó como abrirla, y encontró dos cierres encontrados en uno de los extremos de la bolsa.
Abrió el cierre con cuidado, esperando que la bolsa no fuera a explotarle en la cara. Luego usó la linterna para ver que había dentro.
La bolsa estaba llena con paquetes de plástico, envueltos con mucho cuidado. Dentro tenían un polvo cuya blancura parecía brillar bajo la luz de la lámpara. Una etiqueta en el frente de cada envoltorio anunciaba que cada uno tenía quinientos gramos del polvo.
Cocaína, por supuesto, pensó Sergio, mientras levantaba uno de esos paquetes para verlo más de cerca. Lo más seguro es que todo ese montón representara una fortuna.
¿Pero por qué los habían acompañado, en vez de usar un túnel o por mar, o cualquier otra manera?
De repente, Sergio se echó a reír por lo bajo. Por supuesto, esa tenía que ser la respuesta.
Felipe no habría podido seguir en su negocio de pollero sin tener lazos con los narcos. De seguro su verdadero propósito siempre había sido lograr que las drogas pasaran sin problemas. Pagar a un conductor que pasara a un grupo de inmigrantes debía ser mucho más barato que el hacerlo para que solo transportara la droga.
Y si acaso los detenían antes de llegar a su destino, como había pasado, habría mejor oportunidad para que los dos narcos escaparan si podían confundirse con el resto de los inmigrantes.
Sergio contó con cuidado los paquetes que tenía frente a él. Eran catorce en total, lo que significaba que tenía al menos siete kilos de cocaína pura en esa bolsa.
La policía pronto llegaría, si lo que había dicho el gringo era verdad. Sergio metió el paquete de nuevo en la bolsa con los otros, y se puso de pie. Si seguía la dirección que el camión habí tomado, de seguro podría llegar a Tucson antes del amanecer, pero tendría que internarse en el desierto lo suficiente para que no lo vieran desde la carretera.
Iba a empezar a caminar, pero una idea surgió en su mente. Trató de alejarla, como si se tratara de un mosquito molesto, pero la idea se hizo más y más sólida.
La droga debía valer una pequeña fortuna. Incluso si le daban solo la mitad del precio, sería más que suficiente para establecerse de manera cómoda, y traer a su hermana sin riesgos y sin esperar más tiempo.
Volvió a dónde había dejado el bolso. Se agachó, tomó la correa, y se la puso al hombro. Era algo pesado, pero podía cargarlo. Tardaría un poco más en llegar a Tucson, pero podía arreglárselas.
El plan de Sergio era simple: llegar a la ciudad, ir a la estación de autobuses, guardar el bolso en uno de los casilleros, viajar hasta Los Ángeles, dónde estaba Mariano, y ahí contactar con alguien que quisiera comprarla. Si acaso había algún fallo en el plan, tenía tiempo de sobrarlo para pensarlo mientras caminaba hasta Tucson.
-Stop right there... -Paul said, pointing his rifle towards the illegal immigrant.
The killer's last shot had grazed his head. The bullet had burnt a path starting at his left sideburn, almost following the entire side of his head. The pain had been too much for Paul, who had lost conciousness until a minute ago.
He saw that someone else was alive. At first he'd hoped that it was Nick or Rich, but he realized that it wasn't one of them when that person had started to walk away. Then the person had come back to see one of the bags that the killers had brought with them, and taking it with him.
Paul realized that it could only be an accomplice to those animals who had killed everyone. For what reason, he couldn't know, but he was damned if he was going to just let that guy walk away and escape justice.
He was still laying on the floor, but he had managed to grab his rifle again. The stars and the moon in the sky were starting to be eclipsed by large storm clouds, moving Northwest. Luckily for him, the guy was still holding one of the lanterns.
Sergio se quedó quieto. Uno de los gringos debía haber sobrevivido, pero en medio de aquella creciente oscuridad no podía saber dónde estaba, y no se atrevía a levantar la lámpara para verlo mejor.
¡Eso es!, pensó Sergio. Con cuidado buscó el botón en el dorso de la lámpara, y lo presionó.
The light went out, and Paul heard the sound of the guy starting to run away into the darkness of the night.
-Stop! -he yelled, full of anger and frustration. He shot three times towards were the steps were getting farther and farther, but it was the same if he had done it with his eyes closed.
The criminal was getting away. Paul mustered the last of his strenght, and managed to get back up. Using the rifle as a cane, he walked towards one of the dropped lanterns, picked it up, and looked around him.
Everyone else was dead. He shone the light over Nick's fallen body, but he could see that below him was a large pool of dark blood that reflected the light back at him.
He walked over to where the last criminal had fallen. He still had the other gym bag next to him. Paul kneeled down, grabbed the bag, and opened it up.
-God damn it -Paul cursed. So that's why those assholes had come out shooting. They were carrying a fortune in cocaine.
Paul had to make a choice. He could just wait until the police arrived to sort out all that mess, get some medical attention and go back home to mourn his dead friends.
But he could feel a bitter taste when thinking about that option. Paul could feel that rain was coming this way, a storm that might erase all traces of that man's path, allowing him to go free and unpunished.
To him, it was no choice at all. He knew that according to the law that what he was going to do was wrong, but how could something wrong feel so right? Unless he was following a more ancient, more binding law.
Paul had precious little time to waste. He searched inside the dead man's backpack, and saw that it had some canned food, four bottles of water, and five more clips for his gun. The bullets were the same caliber as Nick's gun, 9 milimeters, which was a small blessing. He didn't want to take along the gun that had been used to kill his friends.
He took the backpack, and walked back towards Nick's truck. It would be the fastest way to catch-up with the escaped criminal.
Paul got inside the cabin and seated behind the wheel, but couldn't start the engine. The keys were missing. He tried looking for them in the front seats, but they weren't there. The only thing there was one of the radios that Sam and Mark had been using to stay in contact with the base.
Who had the keys? When they were doing the stops, everyone was coming and going back to the trucks, talking by radio with Mike. It would take him too much time to search every body in the darkness.
-Hello? Do you copy? Anyone there? Eagle 3, do you copy? -Mike's voice came from the radio laying down on the passenger's seat.
Paul grabbed the radio. He waited a couple of moments to gather his thoughts, and then responded the hail.
-Base... Mike, this is Paul. Everyone else is dead. Over -he informed, surprised at how much grief such short words could contain in themselves.
-What? What are you talking about? -Mike blurted out, shocked at hearing the news.
-There was a shoot-out. Two guys caught us by surprise. I killed one of them at the end - Paul's eyes were filling with tears. -One of his shots grazed me. When I came to, a third one was getting ready to escape and I couldn't stop him.
-Paul? Paul, this is Helen! What about George? What happened to him? -the other woman asked, in a frantic manner. She had taken the radio away from Mike, and even through the airwaves, her voice was full of concern and worry.
-He's dead too. I'm sorry, Helen -Paul said, almost crying with rage and impotence. -I'm so, so sorry.
Helen's muffled cries could be heard through the static. Outside, the wind was starting to blow with more strenght.
-I'm going after him. Tell the police that I'm heading West... I think. I'll catch that guy and he's gonna pay for what happened, I promise you -Paul finished. He turned off the radio, since he didn't know how longer the battery would last, and hanged it from his belt.
The other truck also had it's keys missing, just as he had feared. He then went to the back seat, and searched for the small metallic box painted olive green that they had loaded before setting out earlier that afternoon.
There were at least ten boxes of bullets for the rifles. Each one had forty bullets inside, ordered in neat rows of ten. Paul grabbed two boxes, and put them inside the backpack.
He went back to the road, and looked one last time around the scene of the carnage. He felt he should offer a prayer for all the dead at least, but he had already wasted many precious minutes.
-Sorry, Nick, but I'm going to have to borrow that for a bit -Paul excused himself, as he took the gun from his friends cold, dead hand. He then put it inside the backpack, and turned around.
Paul started looking near where he estimated that the fugitive had ran away into the wilderness. It took him another ten minutes, but he managed to find his tracks, the prints of some old sneakers clearly marked in the desert's arid ground.
The tracks were going in a direct line towards the storm.
If the criminal believed that would make him desist, he would prove to him how wrong he was, Paul thought.
He started to follow the tracks, ignoring the growing discomfort below his left knee.
It was time to hunt.
The lightning in the distance grew larger. It was a storm unlike anything this world had seen. The walls of this world were coming apart right at its center, threatening to unleash a mighty horde the flesh from everything that was alive, and make their nest in their remains.
El mundo contuvo el aliento. Y en su aliento, dos almas fueron lanzadas a un dominio extraño.