"El Hombre es omnipotente; nada le es imposible. Lo que parecían empresas imposibles ayer son historia hoy. La conquista de la Luna, por ejemplo: ¿quién la menciona en estos días? Hoy estamos en el umbral de conquistar nuestra galaxia, y en un mañana no muy distante, consideraremos la conquista del universo, y aún así, la humanidad parece ignorar el hecho de que en este mismo planeta aún hay gente viviendo en la Edad de Piedra y practicando el canibalismo."
Para celebrar el próximo Halloween (o Día de Brujas), les traigo esta reseña de esta película de culto del género del horror.
Como el nombre lo indica, esta película es bastante sangrienta y horrenda. Y sin embargo, el horror no viene de los varios actos de canibalismo cuyo título anuncia, sino de algo más prosaico: la crueldad de los civilizados hacia las gentes que viven en estado natural; la explotación de la naturaleza por parte de los humanos, y un ejemplo tanto ficticio como real acerca de cuan lejos esta dispuesto a llegar un realizador de cine para lograr las escenas que desea.
Pero me adelanto. Todo a su tiempo.
La película se estreno en 1980, filmada por el director italiano Ruggero Deodato, quien ya antes había filmado otra película acerca de caníbales, Ultimo mondo cannibale (1978). Durante esa época la industria del cine italiana se nutría tanto del género de los Spaghetti Westerns como de las populares cintas del género de explotación y horror “gore”, que buscaban impactar a su público con escenas bizarras y de violencia. Esto le permitió a Deodato el poder trasladarse a las selvas de Colombia para hacer la filmación de su película en escenarios naturales y empleando personas de las tribus indígenas del lugar como actores.
La historia empieza con la búsqueda del Profesor de Antropología Harold Monroe, quien es patrocinado por una cadena de televisión americana, para que descubra el paradero de un equipo de jóvenes cineastas que filmaban un documental en las selvas de Brasil. Conformado por el director Alan Yates; su novia y guionista, Faye Daniels; y los camarógrafos y encargados de sonido: Jack Anders y Mark Tomaso.
Al llegar al área donde se les vio por última vez, el Prof. Monroe se encuentra con una gran desconfianza y hostilidad por parte de las gentes de la región. Tras ganarse la confianza de una tribu local, los Yanomamo, estos le desvelan el destino final del equipo de filmación: sus huesos han sido usados para construir un altar, debajo del cual se encuentran su cámara y sus rollos de película. Los nativos le permiten al Prof. Monroe llevarse los rollos de vuelta a Estados Unidos para que sean revelados y así descubrir que es lo que le ocurrió a los jóvenes.
Los ejecutivos de la televisora se muestran complacidos por los resultados del Prof. Monroe, y le proponen que ayude con la realización del documental, el cual piensan transmitir tan pronto sea terminado. Monroe les responde que primero deberá ver las cintas antes de dar su respuesta.
El Profesor investiga acerca de la obra de Alan Yates, y el carácter de su equipo. Yates mismo había soportado acusaciones de que varias escenas de un documental pasado habían sido preparadas para presentar imágenes más impactantes, y varios de los familiares de su equipo de filmación se expresan de manera muy pobre acerca de su carácter y obras.
Monroe comienza a ver los rollos de películas recuperados. Los cuatro jóvenes habían salido en búsqueda de imágenes impactantes, esperando poder filmar los actos de canibalismo y violencia de los nativos del área.
Es durante esta sección que nuestro punto de vista cambia de manera drástica: vemos las filmaciones hechas por el equipo de Yates, la cámara cambiando de manos de manera constante, para mostrarnos su travesía a través de la selva, mostrando sus actos de manera honesta y sin edición.
Por medio de estas filmaciones, vemos a los jóvenes actuar de maneras cada vez más crueles: cuando descubren un pueblo pacífico, usan a sus pobladores para escenificar un supuesto ataque de guerreros enemigos, encerrándolos en una choza de paja a la que le prenden fuego, y filmando como se quema hasta solo quedan cenizas. Los videos solo muestran una simple indiferencia de parte del equipo de jóvenes tras su acto de asesinato masivo.
Pero aún más sorprendente es el comportamiento de los ejecutivos de la televisora al ver estas imágenes, complacidos de poder mostrar a su público unas imágenes tan impactantes. Monroe se muestra disgustado ante su afán de lucrar usando estos horrendos actos, y para hacerlos cambiar de opinión, les ofrece mostrarles el resto de las filmaciones
Cuando Yates y su equipo encuentran a una joven mujer nativa, los hombres del grupo la violan, a pesar de las protestas de Faye, y después la usan para mostrar el “salvajismo” de los nativos al mostrarnos su cadáver empalado en una rama de árbol, otro acto escenificado para beneficio de su documental.
Pero poco después, son encontrados y cazados por la tribu de la joven asesinada. Incluso cuando su amigo Jack muere a manos de los nativos, Yates intenta seguir filmando, para obtener la exclusiva de sus rituales de canibalismo. Todo esto termina perjudicando a los tres sobre vivientes, quienes siendo descubiertos por los caníbales, son perseguidos a través de la jungla. Yates y Mark logran escapar y ocultarse, pero Faye es capturada por los nativos, quienes la violan y asesinan en venganza.
La insistencia de Yates en seguir filmando hace que Mark y él sean descubiertos y asesinados por los nativos. La cámara cae al suelo, y nos muestra una última imagen, la cabeza de Yates rodando por el suelo, deteniéndose frente al lente de la cámara.
Tras ver estas imágenes, los ejecutivos siguen el consejo del Profesor Monroe, y ordenan destruir los rollos. La película termina con el cansado antropólogo preguntándose quienes fueron los verdaderos caníbales.
El estreno de la película suscito una gran polémica en Italia, no solo por la violencia y excesos que mostraba en pantalla, sino también por rumores muy persistentes de que Deodato había asesinado a sus actores y filmado sus muertes para su cinta. Sospechoso de usar los mismos métodos que su película condenaba, Deodato fue arrestado y su película confiscada. Comprobar su inocencia le resultó difícil, ya que parte de la promoción de su cinta en los medios implicaba que los hechos filmados fueron reales, y había hecho firmar a sus actores un contrato para que no aparecieran en los medios durante un año.
Al final, el director pudo demostrar que era inocente: reunió a sus actores en televisión y mostró como la escena de la mujer empalada fue lograda con efectos especiales.
Sin embargo, las cortes determinaron que Deodato era culpable de crueldad animal: durante la película, se ven las muertes gráficas de varios animales, las cuales fueron reales y muy crueles, lo cual le costó a Deodato y a su estudio una sentencia suspendida de cuatro meses y el que su película solo pudiera ser distribuida cuatro años después, tras varios litigios, en una versión editada.
Como película del género de horror, es un interesante comentario acerca de como los cineastas de la época tendían a buscar el impacto en el público por medio de escenas sangrientas o que les causaran sentimientos de asco y desagrado. Nos muestra que el horror que sentimos al ver a las gentes que tienen rituales canibalistícos y de asesinato ritual, no se compara con el que puede producir la gente que pertenece al dizque mundo “civilizado”. Recordemos que de esta época son otros filmes de excesos violentos como The House on the Edge of the Park (también de Deodato), Last House on the Left (de Wes Craven, sin relación con la de Deodato) y I Spit on your Grave (Meir Zarchi).
También es una muestra de como el afán de películas más recientes por tratar de asustarnos con la supuesta realidad de los hechos que muestran (The Blair Witch Project, Paranormal Activity) no es nada nuevo. Tomando en cuenta la época en que estos filmes han sido producidos, y el éxito que tuvieron en convencer al público de su autenticidad, Holocausto Caníbal se lleva las palmas, en cuanto a hacernos sentir la realidad de su mundo, sin ninguna duda.
No puedo dejar de pensar en la ironía de que, buscando condenar a los cineastas que escenificaban escenas violentas para beneficio propio, Deodato acabara cometiendo actos de crueldad animal, solo para que su película tuviera un toque de realismo, que permitiera al público estar más dispuesto a creer que el resto de la violencia que mostraba también fuera auténtica. Hasta podría decir que lo hizo a propósito, pero un director de cine que fuera tan sofisticado como para producir este tipo de ironía, podría haberlo hecho de alguna otra manera, sin victimar animales.
Si son fanáticos del cine "gore", o les gusta el cinéma vérité de terror (como The Blair Witch Project), les recomiendo esta película. Les garantizo que no les dejara indiferentes, y les hará reflexionar acerca de las diferencias entre el mundo civilizado y la naturaleza.
Para saber más:
Artículo de Dimensión Fantástica (con imágenes de la película)
Artículo de Multiple Maniacs